domingo, 15 de mayo de 2011

miedo de fin de semana

de pronto, hace su aparición el miedo. de pronto, siente algo que solo puede ser la muerte, la autentica muerte. su vida se acaba y lo que vendrá después ya no sera su vida, sino la vida de otro. si es que viene..... el ya no esta tan seguro de que no vaya a morir. la muerte no permite que se juegue con ella. no permite que le gasten bromas. no permite....
invadido por una angustia de muerte, el pierde la conciencia. 


extraído del libro; el fin de semana su autor es BERNHARD SCHLINK


los miércoles estoy ensayando una obra de teatro de IBSEN, la voz del pueblo, es una obra muy interesante, una mistura de ecología y compromiso político. la preparación nos lleva aproximadamente unos seis meses. la temática me gusta los compañeros de la obra son muy interesantes y sobre todo me pasa que puedo expresar una parte de mi que de otra forma solo  quedaría en la nada. el teatro es una manera que encontré de poder aplacar o canalizar la angustia existencial, ese fantasma que todos anidamos en nuestro interior. angustia que nos genera la existencia misma, el trabajo, la rutina, el vivir en si mismo. leer un buen libro, ver una buena película, escuchar música  poder salir un fin de semana, acá me quiero detener en una salida de fin de semana, el salir tomar algo y bailar en fin divertirme, no formaba parte de mi, sera por prejuicio (solía creer que ir a un lugar a bailar y alterar un poco los sentidos con alcohol era algo estúpido, la verdad que no se si realmente lo es, pero ya no me importa, simplemente lo hago y ya) cosa que pude modificar, el salir se convirtió en una manera de aplacar el agobio que produce la rutina de la semana. algunos fin de semana me permito una cuota de estupidez en mi vida.

viernes, 6 de mayo de 2011

la muerte y el perro

yo quiero salir del mundo
por la puerta natural:
en un carro de hojas verdes
a morir me han de llevar.


no me pongan en lo oscuro
a morir como un traidor: 
¡yo soy bueno, y como bueno
moriré de cara al sol! 


extraído del libro; versos sencillos de José Marti


esta semana me paso lo que nunca. venia en el auto, se podría decir que venia despacio, doble en una esquina y ahí estaba el un perro, marrón eso que están siempre en la calle, acostado en el asfalto, el sol impactaba de lleno en su cuerpo. querido lector quiero aclararte, como lo hice con la persona que me acompañaba en el coche, en mi interior no albergaba ningún deseo perverso hacia el animal. no se muy bien la intención que me moviliza tener que aclarar pero me veo en la obligación de hacerlo. solo escuche el impacto y a continuación el grito del animal, era como un grito de auxilio, automáticamente frene el vehículo, con ayuda de alguien mas lo retiramos de la rueda, quiero agregar que no fue sencillo por la desesperación del animal,  cuando por fin pudo salir notamos como su columna estaba quebrada, podíamos ver y sentir el sufrimiento del perro, se quedo inmóvil al costado de la calle, lo único que pude hacer fue observar el sufrimiento  del animal, estático como petrificado, cuando por fin levante la vista pude ver como los vecino se acercaban. el perro era de esos  que siempre están en la calle que todos conocían es mas ostentaba mas de un nombre , cada uno lo llamaba de forma diferente siempre con nombre cariñosos. 
nunca fui amante de los animales como mascotas en casa teníamos un perro pero muy a disgusto mio, siempre me pareció raro tener que dedicarle tiempo a un animal, cuando ese tiempo podría dedicarlo a otros menesteres mas interesantes, pero debo confesar, en este caso por primera vez no tube alternativa, digamos culpa o lo que sea en fin. subimos el animal en el baúl del auto con ayuda de los vecinos, no fue sencillo pero pudimos hacerlo, una vecina muy compungida por el perro me acompaño a la veterinaria, donde nos dieron la peor noticia, no se podía hacer nada el facultativo perruno nos aconsejo eutanasia canina, en ese momento  mire a mi compañera ocasional en la desgracia y pude notar como sus ojos estaban empapados en lagrimas, querido lector  quiero confesarte la desolación que sentí y para ser totalmente sincero no sentía absolutamente nada por el can es mas deseaba que pasara rápido lo que tuviese que pasar para ir a comer pero esa imagen  
una mujer llorando por ese animal de la calle, con sus ojos inundados de liquido salino extraídos por el dolor de otro ser vivo me desconcertaron dejaron mi mente en una profunda reflexión sobre el dolor, la vida, la muerte y otras cuestiones, no lograba comprender que ella sufriera siendo que fui yo quien lo atropello, de todas formas pude disimular el desinterés hacia el animal. de todas formas el perro de la calle no murió sin nadie que lo llore. espero tener la misma suerte que el perro.