viernes, 6 de mayo de 2011

la muerte y el perro

yo quiero salir del mundo
por la puerta natural:
en un carro de hojas verdes
a morir me han de llevar.


no me pongan en lo oscuro
a morir como un traidor: 
¡yo soy bueno, y como bueno
moriré de cara al sol! 


extraído del libro; versos sencillos de José Marti


esta semana me paso lo que nunca. venia en el auto, se podría decir que venia despacio, doble en una esquina y ahí estaba el un perro, marrón eso que están siempre en la calle, acostado en el asfalto, el sol impactaba de lleno en su cuerpo. querido lector quiero aclararte, como lo hice con la persona que me acompañaba en el coche, en mi interior no albergaba ningún deseo perverso hacia el animal. no se muy bien la intención que me moviliza tener que aclarar pero me veo en la obligación de hacerlo. solo escuche el impacto y a continuación el grito del animal, era como un grito de auxilio, automáticamente frene el vehículo, con ayuda de alguien mas lo retiramos de la rueda, quiero agregar que no fue sencillo por la desesperación del animal,  cuando por fin pudo salir notamos como su columna estaba quebrada, podíamos ver y sentir el sufrimiento del perro, se quedo inmóvil al costado de la calle, lo único que pude hacer fue observar el sufrimiento  del animal, estático como petrificado, cuando por fin levante la vista pude ver como los vecino se acercaban. el perro era de esos  que siempre están en la calle que todos conocían es mas ostentaba mas de un nombre , cada uno lo llamaba de forma diferente siempre con nombre cariñosos. 
nunca fui amante de los animales como mascotas en casa teníamos un perro pero muy a disgusto mio, siempre me pareció raro tener que dedicarle tiempo a un animal, cuando ese tiempo podría dedicarlo a otros menesteres mas interesantes, pero debo confesar, en este caso por primera vez no tube alternativa, digamos culpa o lo que sea en fin. subimos el animal en el baúl del auto con ayuda de los vecinos, no fue sencillo pero pudimos hacerlo, una vecina muy compungida por el perro me acompaño a la veterinaria, donde nos dieron la peor noticia, no se podía hacer nada el facultativo perruno nos aconsejo eutanasia canina, en ese momento  mire a mi compañera ocasional en la desgracia y pude notar como sus ojos estaban empapados en lagrimas, querido lector  quiero confesarte la desolación que sentí y para ser totalmente sincero no sentía absolutamente nada por el can es mas deseaba que pasara rápido lo que tuviese que pasar para ir a comer pero esa imagen  
una mujer llorando por ese animal de la calle, con sus ojos inundados de liquido salino extraídos por el dolor de otro ser vivo me desconcertaron dejaron mi mente en una profunda reflexión sobre el dolor, la vida, la muerte y otras cuestiones, no lograba comprender que ella sufriera siendo que fui yo quien lo atropello, de todas formas pude disimular el desinterés hacia el animal. de todas formas el perro de la calle no murió sin nadie que lo llore. espero tener la misma suerte que el perro.  

1 comentario:

Neli dijo...

Este relato me hizo recordar una situacion que vivi parecida, cuando atropelle un perro con el auto una vez...involuntariamente....La muerte es algo desconocido para el ser humano....pero es algo natural, que forma parte del ciclo de la vida.Creo que en ese momento desconocido uno desearìa no estar solo, al menos con algun ser querido.Y el hecho de saber que hay personas que a uno lo quieren,en el momento que venga la parca,es un motivo sublime para pensar que la vida que vivio uno, valio la pena!!!! Neli