martes, 7 de julio de 2009

La idea era terminar de leer esa novela de más de mil páginas que se había llevado de viaje, a pesar de que recién iba por la mitad. Pero por lo que había visto, no había mucho que hacer en un lugar como ese, y más con semejante frío y sin poder fumar. Además, si le preguntaran, seguro diría que era la mejor forma de leer esta clase de libros inmensos, haciendo que las palabras leídas se vuelvan, literalmente, la realidad exterior, como drogas duras para una evasión total. Y ni hablar de pensar en el escritor enfrascado en semejante empresa, sobre todo el de ese libro, que a medida que veía que la muerte se acercaba no podía parar de escribir, como si la noción del tiempo para un enfermo fuera como un tesoro sepultado en una cueva en el desierto, o en un salar….

Al menos se consolaba pensando que tanto el que escribe esa clase de libros como el que decide aislarse del mundo por una semana para leerlos, no sabia bien por que, pero estaba seguro de que tenia algún parecido, compartían una intimidad.

Matías Capelli: FRIO EN ALASKA editorial eterna cadencia

Pensaba que es mucho mas difícil hacer una torta que encontrarle el sentido a la vida, esto lo pensaba mientras me bañaba y escuchaba a ella putear por lo difícil que resulta hacer una torta tal cual lo explican las recetas de la revista que viene con las Essen esas ollas que necesitan de reuniones con demostración para poder encontrar dueña, me resulta gracioso ya que pienso en la propaganda de comida para perro que anima a los potenciales clientes (chicos mal criados que necesitan malcriar perros) que quieran un lindo perrito tal cual la televisión, pero la diferencia de un perro y una Essen es el precio. Por cierto esas ollas por lo que valen tendrían que venir no con un libro de recetas sino con una cocinera.

Al final la torta salio rica y el sentido de la vida lo encontré de la mano de la torta con crema de leche y me di cuenta que como la torta el secreto esta en la crema de l……….

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