martes, 11 de septiembre de 2007

rapado

A los quince años, a pablo lo echaron de su casa porque cuando fue a donar sangre para un tío que estaba en terapia intensiva descubrieron que tomaba cocaína.
Sentado en la sala de espera del sanatorio, pablo ve como su madre conversa con el medico al final del pasillo. Después no le dice una palabra más. Al llegar a la casa le prepara un bolso con ropa, pone el sepillo de dientes y el dentífrico, lo lleva hasta el palier, llama el ascensor y cierra la puerta con llave.

Martín Rejman de su libro rapado, reeditado últimamente por interzona, la cita pertenece a los dos primeros párrafos del cuento, San Pablo de Noche.
Los miércoles o martes llevo a hija, natación, clases recomendadas por la pediatra por una posible desviación de columna; cada clase dura una hora, la espera es acompañada por libros e historias.
El calor es agobiante, no importa la temperatura exterior. en la pileta y sus alrededores siempre hace calor, mas de una ves la lectura se entremezcla con el ambiente y su derivado digamos mucho sueños, cansancio y mal humor.
Los ojos se sierran y las palabras se desvanecen, los pensamientos mutan transformándose en sueños cuando no en pesadillas, Rapado por una cuestión generacional y de situaciones descriptas por Rejman, podría ser catalogado como un libro onírico, historias que retratan el sueño de los noventa.
Cada uno de los cuentos me resulto placentero y angustiante, un salinger de las pampas, es la clase de libro que se diluye en los sentidos y los altera, modifica la percepción de la realidad.
La pileta resulto ser gráficamente el lugar donde debe ser leído rapado, la pesadez, el agobio, la angustia recorren el libro del primer al ultimo relato.

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